Rootless Tree

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Me arroje sobre el camastro. Creo que dormí por que me desperté con las estrellas sobre el rostro. Me animé un poco y dije que hace meses que miraba estas murallas, y vienen otros tantos por seguirlas cansadamente. No existía en el mundo nada ni nadie que conociera mejor. Quizás, hace mucho tiempo, había buscado ahí un rostro que me parece familiar. Todos los días, aunque no niego algunas veces se pierden las facciones importantes al punto de ser casi olvidadas; no comí, y bebí un poco de lo que quedaba en esa botella que hizo su efecto comprometedor al rato.
El día o la noche no sé como sea... me corría por la frente y pensé que esa canción que rodaba se escuchaba pocas veces en la radio, y es una de esas que me impulsó a hacer todo lo que estoy haciendo ahora, gracias canción apocalíptica.

En fin que pajera la voz de el, cínico que hace creer que le importa pero se burla en mi cara de que en realidad entre esas risas nefastas de conversación rancia, lo explica todo, no señor, no ahora, hace frió en esta “encantadora” primavera, y para que tan feliz si ahora te espera lo peor, no es que ose reírme de la desgracia ajena, pero es que si no, considero no se es humano, del reino animal, y sí permiso para burlarme en tu cara que agallas posees menos que yo para esto por que te falta un empujón de jodida patada de mamá cariño remolón, que ya me da asco babear tanto huevón.
Me tomo otras tantas tapitas; y después a lo suyo, lo tuyo, lo mío, se ha dicho, es lo que tengo por hacer en este borde diario de estornudo que se transforma en esto y que contengo hasta cerrar la puerta de mi casa y traumar al individuo pequeño, e única inocencia que se acerca a mi a diario, no es mi intención que tengas a esto tan mierda a tu lado, perdón!
Pero ya estoy por soltarlo de nuevo, igual te veo mañana con una queja de cabeza...